Dolor serrano / Rebelión en Guachochi / Otro bloqueo / Chago en el tianguis

LOS HABITANTES de Guachochi viven envueltos en la desesperación, el miedo y el duelo. No es para menos: llevan años entre desplazamientos forzados, extorsiones y balas. Han muerto inocentes, personas ajenas a los grupos antagónicos que se disputan el control territorial, donde ya no es sólo el trasiego de drogas.
En siete días fueron asesinadas 11 personas en y fuera de enfrentamientos. La indignación se desbordó -una vez más- con protestas y fuertes manifestaciones en redes sociales, donde se exige la salida del alcalde José Yáñez Ronquillo por inoperancia.
Desde luego, es literalmente imposible que el alcalde y su escaso cuerpo policial puedan pacificar la región, cuando ni la fuerza estatal ni la federal han logrado contener la violencia.
Guachochi requiere intervención policial y militar sostenida, no una presencia fugaz durante eventos turísticos o por casualidad. Están cayendo inocentes y en los discursos oficiales ni se menciona; se intenta justificarlo como daños colaterales de la disputa criminal. Para la autoridad, reconocer víctimas civiles es reconocer su inacción.
La Iglesia Católica ya levantó la voz. En el Manifiesto por Guachochi, firmado por el obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, se advierte: “No podemos acostumbrarnos a la muerte”.
La COSYDDHAC también denunció: “Para el pueblo de la sierra, solo muerte y dolor, nunca paz y justicia”.
Esa es la triste realidad de Guachochi y otros municipios serranos: abandonados… por las fuerzas del orden o peor aún, cómplices del crimen organizado.
PRODUCTORES del sector primario otorgaron libre paso durante dos horas en las casetas de Sacramento y Ahumada, para luego realizar bloqueos totales. Otra vez los campesinos salen a manifestarse por los bajos precios del maíz, la inminente reforma al régimen de concesiones de agua y las condiciones de inequidad que persisten en el T-MEC.
Y desde hace siete años desaparecieron todos los apoyos al campo. La 4T lo niega, pero su política parece orientada a generar más pobreza, bajo la premisa de que mientras más pobres e ignorantes, mejor cosecha electoral para Morena.
Los campesinos -que ayer se manifestaron en 25 estados del país- están en pleno abandono oficial. Las dependencias que deberían atenderlos están de adorno: con presupuestos recortados y apoyos que nunca llegan.
La crisis en puerta impactará directamente a productores y consumidores. Es decir, a todos.
LAS PLAYERAS del secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña Grajeda, aparecieron en el tianguis del Dostoievski el fin de semana, en colores verde, rojo, azul y guinda. Nuevas, baratas: cinco pesos. Y con el lema: “Chihuahua Vale la Peña”, el mismo que utiliza en su antecampaña rumbo a la alcaldía capitalina.
Hace unos meses dejó de ser priísta y aún no se ha afiliado al PAN, pero es el segundo a bordo del gobierno estatal panista, desde donde se proyecta con posibilidades -aunque cargue el estigma tricolor-.
Con el relanzamiento del PAN y la apuesta por perfiles de sociedad civil, sus posibilidades crecen, aunque al interior del panismo hay quienes rechazan que un expriísta sea el candidato.
Por lo pronto, las playeras volaron. Eran 75. A cinco pesos. Y De la Peña podrá presumir que -al menos- no las regaló.
Columna Hipótesis de www.acento.com.mx






