Columna

Duarte mucho baile / El régimen se lo comió / Hambruna la vista / Lily se rajó

VAYA complicación para el exgobernador César Duarte Jáquez. Se sentía libre, pese a su proceso local, y ahora está en Ciudad de México con prisión preventiva bajo la delicada acusación de lavado de dinero durante su ejercicio público.

Una acusación formulada por la Fiscalía General de la República (FGR), que derivó en una orden de aprehensión emitida desde mayo de 2024, pero que -aunque Duarte estaba plenamente localizado- no se había ejecutado. Esa es una duda que enrarece el arresto.

El exgobernador fue detenido al mediodía, cuando salía de su vivienda, por elementos de la Guardia Nacional, para dar cumplimiento a dicha orden.

El comunicado de la FGR indica que el exmandatario es acusado por su presunta intervención, como servidor público en Chihuahua, en un esquema de lavado de dinero mediante el cual habría ocultado recursos de procedencia ilícita, desviados de las arcas estatales, usando el Sistema Financiero Mexicano.

Duarte rindió sus primeras declaraciones en la Delegación Estatal de la FGR y, por la tarde-noche, fue trasladado a la Ciudad de México para ser presentado ante el juez federal que ordenó su captura.

Hace un par de meses, el exmandatario y su defensa estuvieron en la capital para conocer la carpeta de investigación. Por razones desconocidas, pudo haber sido detenido entonces, pero no ocurrió.

Ahora, en el terreno de la especulación, quedan muchas dudas: la tardía ejecución de la orden y si es legal fincarle nuevos cargos, cuando el tratado de extradición con Estados Unidos establece que sólo puede ser juzgado por los delitos precisados por la jueza de Miami que autorizó la extradición.

Por lo pronto, y con la información disponible, se trata de un escenario complejo: su proceso en Chihuahua, la dimensión del nuevo cargo y la probable intervención del exgobernador y hoy senador Javier Corral Jurado en este y otros asuntos.

La detención desató comentarios entre diversos actores de la sociedad chihuahuense. Algunos apuntaron -en tono especulativo- a Javier Corral, sugiriendo que podría estar detrás de la acción judicial. Por ahora, sólo versiones en el terreno de la especulación.

CON LA NUEVA Ley de Aguas, el cálculo del exdiputado de Morena, Heraclio “El Yako” Rodríguez, es que en México podría haber 60 millones de personas en riesgo de hambruna.

Una estimación que suena fuerte, pero no se aleja del número de mexicanos que viven en comunidades rurales, incluidas zonas serranas, de selva y planicie.

El Yako afirma que Morena perderá millones de votos al retirar concesiones y permisos a los productores, en busca de un mayor control del recurso hídrico, ahora al servicio de la Cuarta Transformación.

Una advertencia delicadísima, que podría regresar al país a tiempos que detonaron la Revolución, es decir, retroceder más de cien años por una decisión de ya saben quién.

Sin agua no hay alimentos, ni vida. El conflicto se agudizará por razones ideológicas, perjudicando al pueblo, ese que Morena presume defender, salvo que los campesinos no entren en esa categoría.

SOBRE EL MISMO TEMA de la Ley del Agua, la diputada del PT Lilia Aguilar dejó plantada a la dirigente del PAN Daniela Álvarez en el piso 18 del Congreso del Estado.

El objetivo era debatir la polémica Ley de Aguas, pero la diputada no llegó. Después se reportó desde la Ciudad de México para decir que sí debate, pero no con “cualquiera”, que existen niveles.

Lo más probable es que no haya debate. Y cuando el daño está hecho, ¿para qué debatir? Eso debía ocurrir en la Cámara de Diputados, donde Lilia ni siquiera subió a tribuna.

Cosas de la farándula política, donde manda el interés del régimen, y donde el “pueblo sabio” sólo aparece como parte de la narrativa desde el oficialismo.

Columna Hipótesis de www.acento.com.mx

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